El Ministerio de Industria no quiere otro fiasco como el del UMTS, una tecnología que se vendió mucho antes de poder comercializarse. Por eso, estudia retrasar la concesión de las nuevas licencias de móvil que se plantearon en julio, ya que no existe aún la tecnología para explotarlas.
Publicado en Cincodias.com
Inés Abril - Madrid - 19/01/2009
La experiencia está todavía muy reciente. El Gobierno concedió en 2000 cuatro licencias de telefonía móvil de tercera generación, el famoso UMTS, con la consiguiente expectativa de nuevos servicios, navegación por internet desde el celular y más competencia. Pero la realidad fue muy distinta. En pleno pinchazo de la burbuja tecnológica, con un estándar inmaduro, sin redes ni terminales adecuados y en un entorno poco propicio a la inversión, el Gobierno terminó por embarcarse en una verdadera persecución para que las ganadoras de las licencias cumplieran sus compromisos. Los primeros servicios nacieron a mediados de 2004, más de cuatro años después de la concesión, y la nueva operadora, Yoigo, no arrancó hasta diciembre de 2006.
El Ministerio de Industria tiene ahora en las manos el siguiente salto tecnológico. Es la cuarta generación, 4G o LTE, que nacerá de una nueva banda de frecuencias que el Gobierno tiene previsto convertir en licencias y conceder a las operadoras.
Y no se trata de unas licencias cualesquiera. Son las que pueden llevar a España a romper años de tradición y conceder, por primera vez, títulos de cobertura inferior a la nacional, es decir, concesiones regionales.
Esta posibilidad, establecida en la consulta pública que lanzó al sector el ministerio el pasado mes de julio, ha ido ganando fuerza y respaldos. Pero su materialización puede tardar más de lo previsto.
Industria, escaldada por el fiasco del UMTS, se está planteando retrasar la concesión a la espera de que la tecnología LTE esté lista. Algunos hablan de meses, pero fuentes del sector piensan que la dilación puede alargarse incluso más allá de la actual legislatura, a la espera también de que la crisis remita y los operadores dispuestos a invertir vuelvan a escena.
Fuentes del Ministerio de Industria recuerdan que nunca se ha dicho una fecha y que se está analizando el mejor momento para lanzar el concurso. Y puede que no sea el actual, reconocen fuentes del sector. Eso sí, la decisión es reciente, porque la consulta pública se abrió en julio, se forzó a los interesados a contestar antes del 30 de septiembre pasado y en ese momento se calculaba que el proceso podía estar en marcha para marzo.
Los resultados de la consulta pública han tenido, por tanto, dos consecuencias. La primera ha sido el traslado al Ministerio de Industria de las dudas acerca del momento de concesión de las licencias, ya que la mayoría de las operadoras consideran que los primeros equipos capaces de trabajar con LTE no llegarán hasta dentro de un año, como pronto. El segundo es el apoyo mayor del esperado a las concesiones regionales, explican las fuentes antes citadas.
De esta forma, una idea que al principio no contaba con todo el respaldo de los expertos de Industria, ha empezado a calar. En estos momentos, el convencimiento de que al menos una de las cuatro licencias a concurso se troceará y se repartirá de forma territorial es casi absoluto.
El único condicionante que puede alterar la previsión de retrasar las licencias son las elecciones vascas. El Gobierno ha pactado con el PNV que habrá una licencia autonómica para esa comunidad, y un determinado resultado electoral puede obligar a cumplir cuando antes la promesa. Si la realidad es otra, no habrá necesidad de adelantar una concesión que puede requerir tiempo para consolidarse.
En el País Vasco, Euskaltel cumple los requisitos teóricos para conseguir la licencia. Ya es operador móvil virtual y con concesión de espectro lograría uno de los deseos del Gobierno: fortalecer a los operadores de telefonía fija y apostar por la convergencia de tecnologías y las ofertas integradas.
El Galicia y en Asturias, R y Telecable, están en las mismas condiciones que Euskaltel, por lo que tendrían pocos problemas para presentarse al concurso. Pero hay una región que no tiene la situación tan clara: Cataluña. Esta comunidad no dispone de un operador autonómico, pero, igual que las anteriores, ha reclamado una licencia, así que habría que decidir si el Gobierno catalán crea un operador o se convence a otro para que explote una concesión local. Y para eso, se necesita tiempo.
Dueño del espectro
La clave del proceso de atribución de licencias es quién será el dueño del espectro. Siempre ha sido del Estado, pero el pacto con el PNV abría la puerta a una titularidad autonómica. Fuentes cercanas a la situación aseguran que Industria ha reconducido la cuestión y que el Estado, probablemente, seguirá siendo dueño del espectro, aunque dará licencias regionales.
Más presión para otras decisiones
La opinión casi unánime del sector es que no existe presión desde la industria para la concesión de las nuevas licencias de móvil, que se trata más de una cuestión política, ya que las operadoras, presentes y futuras, saben que no existe la tecnología. Pero eso no quiere decir que las compañías no tengan prisa por resolver otras cuestiones.
Y es que en el reparto del espectro que se plantea hay varios aspectos. Uno es la concesión de nuevas frecuencias; el otro es la reasignación de las existentes.
Telefónica, Vodafone, Orange y Yoigo son todas ellas operadoras de telefonía móvil con red y, por tanto, dueñas de espectro. Pero no todas tienen el mismo, sobre todo las dos primeras, que disponen de más frecuencias en la banda de 900 MHz, la más apreciada. Hasta ahora, no existía neutralidad tecnológica y cada banda servía sólo para un tipo de tecnología celular.
La Comisión Europea va a terminar con eso, y lo mismo hará Industria. Pero eso puede conllevar un reasignamiento del espectro entre los cuatro operadores, para que todos dispongan de las mismas armas.
La decisión debería estar tomada antes del verano y el sector cree que en todo caso debe ser previa a la concesión de nuevas licencias. ¿Por qué? Pues porque existe la posibilidad de que a Telefónica y Vodafone les quiten frecuencias de 900 MHz, lo que haría más importante para ellas lograr nuevas licencias. Por el contrario, si a Yoigo le dan frecuencias en 900 MHz es muy posible que desista de acudir al nuevo concurso.
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