lunes, 14 de diciembre de 2009

CON EL MÓVIL MÁS VALE PREVENIR


«No se trata de obviar esas tecnologías, sino de proteger la salud», apunta Maestu.
La asociación de vecinos de El Quirinal convoca a expertos en telefonía y salud

Que cada día, en cada momento, el cuerpo de cada persona es atravesado por todo tipo de ondas electromagnéticas generadas por redes eléctricas, repetidores de radio y televisión, antenas de telefonía, hornos microondas, redes wifi o cargadores de baterías, es una realidad casi inevitable. Que esas radiaciones tienen efectos físicos en quienes las reciben es algo que la comunidad científica da prácticamente por sentado. Pero lo que no se sabe a ciencia cierta, «sólo» habría «indicios importantes», es que esos efectos sean nocivos para la salud.


El asunto, según indicaron ayer los expertos invitados para hablar sobre telefonía móvil y salud por la asociación de vecinos de El Quirinal, no es baladí. «Hasta ahora, que no se hayan encontrado evidencias de efectos nocivos de estos campos electromagnéticos no quiere decir que no los haya», afirmó el especialista en Bioelectromagnetismo y profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, Ceferino Maestu, antes de aclarar que el que no se llegara aún a esas evidencias no quiere decir que no haya indicios «sólidos» de esos efectos perniciosos en la salud.


El número de publicaciones científicas al respecto va creciendo, y hoy en día son mayoría las que apuntan a que las ondas electromagnéticas causan daños tales como modificaciones en la cadena de ADN de las células somedidas a radiaciones electromagnéticas. «La proporción es de un 70 a un 30% a favor de las que ven indicios de efectos nocivos», afirmó el científico.


Pero algo hace que el desarrollo de esos estudios no se traduzca de forma automática en una reacción decidida de las autoridades sanitarias. «No se puede ocultar que las compañías de telefonía suponen el 3,5% del PIB de España», apuntó, por su parte, el abogado de la Asociación Vallisoletana de Afectados por las Antenas de Telefonía Móvil, Enrique Ríos Argüello, que cerró la jornada celebrada ayer en Valdecarzana. Esos importantes intereses económicos ejercerían de poderoso freno contra medidas «de prudencia» que, según indicaron ambos expertos, serían muy aconsejables.


«En los últimos tiempos se han dado a conocer informes que han llevado a poner en práctica el principio de precaución, y a que la Unión Europea haya decidido el pasado mes de abril aconsejar la revisión de los niveles máximos de radiación permitidos a las compañías telefónicas». Cosa que, por ahora, no se ha hecho en España.


Países como Suiza, Italia, China o, especialmente, Francia, ya cuentan con normativas notablemente más restrictivas que las españolas. Pero, «no se trata de prescindir de las nuevas tecnologías», afirma Maestu, «sino de minimizar la posibilidad de causar daños a la salud». En esa línea irían medidas como la rebaja de la potencia máxima de las emisiones de las antenas de telefonía, puesta en práctica en Francia, y que, de mano, «ha demostrado que sigue habiendo cobertura».



Radiaciones: la contaminación silenciosa

Expertos en electromagnetismo reclaman normativas estatales más exigentes con las antenas de telefonía móvil e instrumentos de medición real de las emisiones



Impulsar normativas estatales más exigentes con las antenas de telefonía móvil e instrumentos de medición real de las radiaciones son dos de los consejos que ofreció ayer el especialista en Bioelectromagnetismo Ceferino Maestu. Este profesor de la Universidad Politécnica de Madrid abrió ayer la jornada sobre contaminación electromagnética y salud organizada por la asociación de vecinos del Quirinal, que abarrotó el salón de actos del Valdecarzana. El siguiente ponente, el abogado Enrique Ríos Argüello, expuso las vías legales con las que cuentan los afectados por la instalación de antenas, y advirtió que las administraciones están apostando fuerte por las nuevas tecnologías sin saber las consecuencias.


Maestu habló del riesgo del electromagnetismo de un modo global y no centrándose únicamente en las antenas, que no siempre es lo más perjudicial para la salud. Un ejemplos: los aparatos domésticos pueden generar más radiación que la antena instalada sobre el tejado del edificio. Además, una antena situada a 30 kilómetros puede estar produciendo un nivel de emisión mayor que otra mucho más cercana. Por eso puso a Leganés de ejemplo de ciudad que está implantando un sistema de control en tiempo real de los niveles de radiación. «No se trata de quitar la telefonía móvil, pero sí de que funcione con niveles de potencia más bajos, que es perfectamente posible y no implica quedarse sin cobertura». La mala fama del electromagentismo se sustenta tanto en estudios científicos como en la experiencia de los afectados. «Está demostrado que las radiaciones pueden llegar a romper la cadena del ADN», apuntó el doctor en Medicina.


En lo que se refiere a la vertiente legal, Enrique Ríos explicó que no hay ninguna sentencia que vincule las antenas a los riesgos para la salud, pero sí las hay por irregularidades en la tramitación de las mismas. «Es muy frecuente que se instalen de forma irregular, sin pedir licencia», indicó el abogado.


Al contrario de las personas, que son inocentes mientras se demuestre lo contrario, la legislación indica que una actividad susceptible de causar daños a la población tiene que demostrar que es inocente. En este caso, las operadoras. «Y al menos el 70 por ciento de los estudios que existen relacionan la contaminación electromagnética con efectos negativos sobre la salud», concretó Ríos.


El abogado se refirió a las redes wifi, que también preocupan a las asociaciones de afectados por la contaminación electromagnética. La vertiente más inquietante, añadió, es la relacionada con su implantación en el ámbito escolar. «Todavía no se puede garantizar que no ocasionen problemas de salud, y sin embargo se quieren imponer en todos los centros escolares», explicó Ríos. Sin embargo el Parlamento Europeo ya advirtió de sus posibles peligros.


En definitiva, para este abogado se trata de un episodio más de imprudencia por parte de las administraciones: «Primero fue el tabaco, luego el amianto y ahora los campos electromagnéticos». Esto quiere decir, añadió, que las administraciones están apostando fuerte por las nuevas tecnologías sin saber sus consecuencias. «Todos los años aumentan los casos de cáncer sin causa aparente; quizá esto tenga algo que ver».


No en todos los países la permisividad con la contaminación electromagnética es igual. Como ejemplo, Ríos puso Francia, donde 16 ciudades participarán en un proyecto pionero de reducción de los niveles de emisión a 0,1 microvatios por centímetro cuadrado. «París tiene una normativa de 2 voltios por metro cuadrado y la española permite 40, lo que provoca una sobrecarga excesiva, por una mala planificación de las redes y la proliferación de antenas innecesarias».


«No se trata de quitar la telefonía móvil, sino de que funcione con menor potencia»


Fuente: http://www.elcomerciodigital.com/20091212/aviles/movil-vale-prevenir-20091212.html

Fuente: http://www.lne.es/aviles/2009/12/12/radiaciones-contaminacion-silenciosa/846696.html




No hay comentarios: